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Carles Enric y Las Hormiguitas

Hay quienes posiblemente han hecho más por reforzar la Democracia en España en apenas dos años que quienes se supone debían hacerlo a diario y a tiempo completo en las últimas cuatro décadas.

Carles Enric y las Hormiguitas, Confirmado La Moncloa

"Las hormigas son una excelente analogía para el camino hacia el éxito. Pasarán por encima, por debajo, alrededor o por cualquier cosa que se interponga en su camino. Nunca dejan de moverse, y tú tampoco deberías hacerlo. Toma la palabra imposible y conviértela en posible”. [Foto: Prabir Kashyap on Unsplash]

Transcurrían tenebrosos e inciertos los primeros días tras el inconstitucional confinamiento decretado por el Gobierno de España, allá por marzo de 2020, cuando una noche, antes de dormirme, escuchaba por primera vez a un tertuliano, advirtiendo a las primeras de cambio que no se trataba de un tertuliano cualquiera; ni siquiera se trataba de uno de esos expertos tertulianos multitema que pueblan platós televisivos y estudios radiofónicos que igual te "instruyen" sobre virus que sobre la invasión de Ucrania o la cría del rodaballo en cautividad, sino de un verdadero y digno representante de una etiqueta que en este país no pocos se arrogan y que no muchos -más bien se cuentan con los dedos de una mano... y te sobran dedos-, realmente hacen honor a ella. Me refiero a la figura del analista político, alguien capaz no sólo de diseccionar la realidad circundante, sino de a su vez interpretarla y así, sin tener por qué convertirse en una especie de adivino, ser capaz de anticiparse e incluso anticipar acontecimientos que están por ocurrir. Ahora que lo sigo desde entonces, siempre pendiente de su "programa de culto" -realmente lo es… y creciendo-, ya no percibo con la intensidad con que lo hacía inicialmente su característico acento catatán, lo cual comento como mera anécdota, "más faltaría", como le gusta decir a él.

Pese a que lo han tildado de facha, socialista, comunista, pepero, voxero...  siendo éstos algunos de los calificativos más benévolos, y teniendo en cuenta que desde todos los partidos políticos, de todos los colores, unos más que otros, bien es cierto, se molestan cuando proclama a los cuatro vientos las verdades del barquero, ello no hace sino reflejar la independencia e imparcialidad con la que, día a día, Carles Enric disecciona con bisturí de experto cirujano la actual etapa oscura, y a la vez histórica, en la que estamos inmersos y de la que somos no sólo testigos directos, sino protagonistas. Y es que ahí descansa su auténtica personalidad, carácter y profesionalidad, en el hecho de que, pese a que cada uno pueda tener y profesar las ideas que libremente guste, el análisis político de la realidad requiere de la suficiente capacidad para abstraerse de cualquier ideología, prejuicios o dogmas establecidos, y así poder ver lo que de verdad está sucediendo en el terreno de juego, algo que cualquier forofo sería incapaz de hacer.

Recursos modestos, resultados sorprendentes

Lo que su Canal de Youtube -más de 21.000 suscriptores a día de hoy- y su cuenta de Twitter -casi 123.000 seguidores cuando se escriben estas líneas- han logrado, en términos de repercusión e influencia, teniendo en cuenta los modestos recursos humanos y materiales de los que dispone, ya lo quisieran para sí algunos de los mal llamados “grandes medios”, que de grandeza más bien poca, y de medios… prostituidos al servicio del poder, bastante. Por cierto, una prostitución chabacana, barriobajera, frente a la ejercida en otros momentos y circunstancias, al menos, con cierta elegancia y estilo, sin necesidad de llegar a vender el alma.

Primer Confirmado La Moncloa, 22/09/2020.

¿Cómo es posible que una sola persona, sin apenas medios, haya logrado tener tanto o más poder de influencia que medios atiborrados de ingentes recursos? ¿Dónde está el secreto? Un servidor al menos lo tiene claro. No hay secreto, sino muchas horas de dedicación y esfuerzo, a los que se une una privilegiada y brillante capacidad de análisis y de comunicación. Todo ello aderezado con inteligentes dosis de humor, esos “chascarrillos” gracias a los cuales se hace más llevadera la cruda realidad que nos rodea y que Carles Enric interpreta magistralmente cada día con ingenio, sacrificio y humildad. Y no se lleven a equívoco; no pocas lecturas de la realidad que aborda, sencillamente, están delante de nuestras narices y nuestros ojos, pues "pese a la proganda, la realidad es la que es". A veces sólo hacen falta "calma y tranquilidad" para poder verlas. Claro que, y ahí también reside su mérito, hay que contar con la destreza de saber trasladar a la audiencia de manera sencilla y efectiva conceptos y situaciones aparentemente sencillos. Algo que sólo se puede lograr con unas adecuadas dotes para la comunicación, de las cuales se sirve para exponer la realidad tal cual es y, a partir de ahí, que el oyente piense por sí mismo y extraiga sus propias conclusiones.

Carles Enric, Confirmado La Moncloa y el refuerzo de la Democracia

Como hemos dicho, él apenas cuenta con medios humanos y materiales para desarrollar su labor analítica, comunicativa y divulgativa… algo que no se ajusta del todo a la realidad. ¿Por qué decimos ésto? Porque existe un cada vez mayor ejército de anónimos colaboradores, ciudadanos de a pie y de bien que, al igual que el Sr. Enric, tan sólo desean que las turbulentas y desbordadas aguas vuelvan poco a poco a su cauce, y la luz se abra paso, iluminando un futuro mejor, un futuro de esperanza, que entre todos debemos construir y que ha de significar igualmente el refuerzo de nuestro tambaleante sistema de derechos y libertades, al cual unos bandoleros sin el más mínimo escrúpulo y atentando contra la esencia de los valores democráticos y del Estado de Derecho, han pretendido asaltar a las bravas, a plena luz del día, a cara descubierta y transgrediendo las líneas básicas de la convivencia, la ética y la moral. A ese ejército, Carles Enric, lo ha denominado con un sencillo, pero acertado, significativo y cariñoso nombre que hace honor al mismo: las hormiguitas. Entre todos, cada uno en la medida de sus posibilidades, ha de aportar al conjunto, tomando conciencia de que los problemas no se solucionan por sí solos, de que es necesario interesarse por la política y por cómo funcionan nuestras instituciones, dejando atrás el forofo seguidismo y la política de trinchera, esa antesala en la que “ellos” nos mantienen entretenidos, y que nos impide acceder al terreno de juego, donde realmente se disputada el partido, donde se decide nuestro presente y nuestro futuro.

Confirmado La Moncloa, programa 'Hechos, información y contrainformación en la política actual española'.

Desde hace un par de años, día sí y día también, Carles Enric no ha dejado de insistir en la idea que desde el principio de su aventura comunicativa ha defendido con firmeza y argumentos: que la Democracia saldrá reforzada tras esta turbulenta etapa que estamos viviendo, donde las instituciones están siendo atacadas y desgastadas, por acción u omisión, por la que, sin lugar a dudas, se ha ganado el dudoso honor de ser la peor clase política, no ya de los últimos 40 años, sino que incluso se hace inevitable echar la vista a tiempos más pretéritos para toparse con semejante despropósito e infamia por parte de quienes supuestamente representan y sirven a la ciudadanía.

Sistema educativo y sociedad enferma

Otra de las ideas clave a la que en los programas del Sr. Enric se apela por activa y por pasiva es la de la imperiosa necesidad de reformar el sistema educativo, sin duda piedra angular de la sociedad y del sistema. España toca a reforma educativa por legislatura, un auténtico disparate en cualquier sociedad digna de ser calificada como moderna y desarrollada, más allá de sus potenciales desde el punto de vista material. Reformas que en ningún caso se fundamentan sobre la base de una enseñanza que tenga por objetivo el fomento del pensamiento crítico, autónomo, independiente, de quienes están llamados, algún día, a ocupar puestos de responsabilidad, ya sea en la esfera pública o privada. Esa necesaria reestructuración educativa serviría para, de una vez por todas, comenzar a curar a una sociedad a la que las élites azuzan a capricho y según espurios intereses con el fin de que se mantenga enferma de odio y rencor, buscando al tiempo su degradación moral.

Hay un virus del que poco o, al menos no lo suficiente, se suele hablar en estos tiempos extraños, y que sin duda es el peor de todos, pues marca el devenir de un pueblo: la ignorancia. La cual no es un problema irresoluble, siempre, claro está, que haya la disposición a querer salir de ella. Y en este sentido el sistema educativo es crucial. ¿Queremos que nuestras escuelas y universidades, ahora más que nunca, se perpetúen como nidos de mentes analfabetas e ideologizadas? ¿O, por el contrario, alberguen foros de libertad donde pensar por nosotros mismos sea el eje sobre el que se vertebre el conocimiento?

Al final, de lo que se trata es de "irse a la cama con una sonrisa"

Sirva este artículo para reconocer el incansable e impagable trabajo del Sr. Enric y las hormiguitas; un pequeño ejército que sigue incorporando a sus filas a cada vez más ciudadanos, conscientes del crítico momento que estamos viviendo, y que tan sólo pretenden “irse a la cama cada día con una sonrisa” y levantarse al siguiente con ilusión por mejorar individual y colectivamente. Aún a riesgo de resultar, a buen seguro que para no pocos, un tanto exagerado, no quiero terminar este texto sin expresar una idea que ronda mi cabeza desde hace ya algún tiempo. Y no es otra que la de que quizás Carles Enric con sus programas Confirmado La Moncloa, el Segundo Café y el Equipo Zulú; las hormiguitas; e iniciativas como la de Congreso Escucha, impulsada por el Sr. Enric y el diputado Pablo Cambronero (1/350; hay esperanza) hayan hecho más por la Democracia y por servir a la ciudadanía en este país en apenas dos años que algunos de los que, bien porque se lo han creído, bien porque torticeramente se les ha colgado el cartel, o ambas cosas, han sido considerados paladines de los valores democráticos durante las últimas cuatro décadas.

De si hay o no realmente Democracia en España desde el punto de vista formal no vamos a hablar aquí y ahora, pues este asunto ha sido ampliamente abordado en otros artículos de La Píldora del Saber, como El Candidato Hope, Si queremos que todo siga como está… o Parásitos de lo Público. Pero lo que sí es seguro es que a personas como Carles Enric y las hormiguitas, son precisamente los valores democráticos, el respeto y la defensa de la libertad del individuo como ser llamado a satisfacer su derecho a auto-realizarse mediante su propio esfuerzo y respetando la libertad de sus semejantes, quienes los impulsan cada día a irse a la cama y levantarse con una sonrisa y a tratar de seguir aprendiendo y superándose como personas con el ánimo de dejar un país mejor a las futuras generaciones, la savia nueva que ha de recorrer el árbol desde la raíz hasta la copa.

Carles Enric y Las Hormiguitas... aunque puede sonar a banda musical de los 60s, hablamos de un ejército, el mejor, que lucha sin tregua para reforzar la Democracia.

Seguimos.