¿Lavado de cerebro -primado negativo- o advertencia? No son pocas las películas que en los últimos 50 años han sido lanzadas al mercado dentro del género de Ciencia Ficción, pero que el paso del tiempo las ha confirmado, sino en su totalidad, sí al menos en algunas de sus partes como la cruda realidad que vivimos actualmente. Es decir, es como si el mundo del celuloide fuese empleado como medio de transmisión de mensajes que, en el momento en que fueron originalmente elaborados, se interpretaron por el público como algo anecdótico e imposible de acontecer en su día a día, pero que vistos desde el presente conducen a una inquietante sensación de materialización de los mismos. O lo que es peor, dichos films no dejaban sino que revelar lo que ya era una realidad cotidiana en la vida del ser humano.
Soylent Green, Fahrenheit 451 o Almas de metal son sólo algunos ejemplos de esas películas que narran un mundo distópico, pero que en teoría no dejan más que ser eso: películas. Últimamente circulan por las redes numerosos clips de otra de estos films conspiranoicos, Están vivos (They Live), realizada en 1988 y que si bien en su día pasó inadvertida por su baja calidad y escasa repercusión, hoy parece venir a encajar como anillo al dedo con la nueva normalidad que de un tiempo a esta parte estamos viviendo.
La trama está alineada con alguna de las que se han dado en llamar teorías de la conspiración. En este caso, que una raza extraterrestre vive infiltrada entre la población humana y que, poco a poco, se ha ido adueñando de los centros de poder, alcanzando incluso pactos con humanos corruptos y traidores a su propia especie, y así ir sometiendo a los terrícolas a una esclavitud y miseria de las que el invasor parece nutrirse y disfrutar, a parte de aprovecharse de los recursos del planeta, lo cual parece estar desembocando en una destrucción material y espiritual del mismo.
Crisis bancarias, empresariales, paro, salarios miserables... y, sobre todo, control totalitario mediante el monopolio de la violencia y los mensajes subliminales. Sin embargo, la población humana parece no darse cuenta en absoluto de esta terrible colonización que está teniendo lugar; obedece, permanece dormida, anestesiada, sentada frente al televisor, consumiendo, no pensando por sí misma, impasible ante la ruina física y moral que se cierne sobre ellos. Hay, sin embargo, un reducido grupo de rebeldes, la resistencia, que es totalmente consciente del sistema totalitario en el que vive y de las oscuras intenciones de la raza invasora.
En cualquier caso, no se dejen llevar por el conspiracionismo, pues puede que no sea cuestión de recurrir a alienígenas para a veces explicar lo que podría estar ocurriendo desde hace mucho tiempo entre los pobladores del planeta Tierra.
Algunos ven a simple vista, con sus propios ojos, lo que acontece ante sí; otros, en cambio, necesitan gafas para dejar atrás la falsa realidad que les viene rodeando y pasar a ver la que de verdad están padeciendo...