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«La vuelta a la Virtud pasa por la renuncia al mal, y la renuncia al mal pasa por apagar la televisión»

«El mejor medio de comunicación es uno mismo».

Telebasura

'La Cultura Popular, la Cultura Popular y los Mass Media... elevan lo mediocre a lo más alto del altar...' [LPDS/Wombo Art]

 

El bien siempre triunfa sobre el mal. El crimen nunca compensa al criminal
¡Cuidado! A veces engañan las apariencias: el guapo suele ser casi siempre un bellaco al final
La Cultura Popular, la Cultura Popular y los Mass Media
convierten a Beethoven en algo fácil de silbar
La Cultura Popular, la Cultura Popular y los Mass Media
elevan lo mediocre a lo más alto del altarY hay que aspirar a más. ¡Hay que sentir en vez de consumir!La Cultura Popular, Cultura Popular: ¡ad mass!Moncho & Sapoconchos, ‘Cultura Popular

Recientemente teníamos la oportunidad de ver y escuchar en internet una amistosa y, sobre todo, fructífera charla entre el P. Juan Manuel Góngora y José Antonio Matamoros Hernández. El segundo, popularmente conocido como Coto Matamoros, se hizo famoso gracias a su presencia en los platós televisivos, especialmente en los albores del presente siglo y gracias al programa Crónicas Marcianas, que siguió ampliando e intensificando las dosis de bazofia audiovisual iniciadas años antes por Esta noche cruzamos el Mississippi, siendo ambos ampliamente superados en mediocridad y estulticia por otros que vendrían después y que siguen estando presentes en nuestros días, y a los que en una espiral al parecer interminable -si TÚ no lo remedias- reemplazarán los sustitutos de la siguiente hornada. Todos ellos dan idea del progresivo nivel de degradación moral de una sociedad exacerbadamente hipócrita y ruin, que en público se jacta de su rechazo a este tipo de programas estercolero y de su preferencia por contenidos de tipo cultural y divulgativo, mientras en privado devoran sin pestañear toda esa ponzoña que carcome las neuronas a un ritmo frenético y despiadado.

Si eres de los que con sólo ver al Sr. Matamoros hace años, o a cualquiera de quienes lo acompañaban en aquellos shows televisivos, te producía urticaria, al igual que hoy te la siguen produciendo quienes tomaron su relevo, actualmente posiblemente rechazarías sin pensarlo demasiado ver y escuchar un diálogo entre un sacerdote y el calvo ese del tatuaje en la cabeza. Sin embargo, y aunque una parte en absoluto desdeñable de la sociedad española suele ser reacia a dar segundas oportunidades, siendo capaz de elevarte a los altares por la mañana... y por la tarde enviarte al paredón, nuestros semejantes deberían ser ensalzados o criticados por sus argumentos y por sus hechos, más que por lo que nuestras fobias, prejuicios, ignorancia y vísceras, convenientemente espoleadas estas últimas mediante la manipulación, nos dictan de manera irracional.

Cuenta Coto Matamoros que en una ocasión, poco antes de entrar a un plató, alguien le dijo que por la televisión no pululaban más que tontos y locos, y que él al menos tenía la suerte de estar entre los segundos. Veamos pues, a continuación, algunas de las perlas dialécticas que este «loco» -que exhibe una colosal cordura- nos dejó en esta charla sobre medios de comunicación, con especial énfasis en el que más conoce, y sobre el crítico momento que como sociedad vivimos en la actualidad. Les avisamos que su cargador está lleno... y no de balas de fogueo precisamente...

Una de las cosas de las que me arrepiento en mi vida, quizás la que más, fue la de salir en la televisión un mal día; cambió mi vida, la llenó de envidias, de rencores, de gente que me juzgó sin conocerme absolutamente de nada. Porque lo que hicieron de mí allí... lo que yo me dejé hacer a razón de 18.000 euros la media hora, fue una caricatura; y la imagen que sale de esa caja tonta, para quien encima es tonto, es una deformación absoluta. (...) Me he recorrido el mundo tres veces y es de las pocas cosas que no me arrepiento. Otra cosa es asumir mis errores y los asumo, pero eso no quiere decir que no me arrepienta.

Tú quitas a los tontos de la televisión y se queda la pantalla en negro.

Es la audiencia la que manipula a la televisión; que nadie se equivoque. Te voy a dar lo que estás demandando... Son horas y horas y horas cada día de normalización de lo anormal. Si para discutir con un idiota te tienes que poner a su nivel convirtiéndote en un idiota, pues ésto es lo mismo. Si me tengo que dirigir a analfabetos, que la hagan analfabetos; ésto es la televisión.

Tenemos al 80 por ciento del país que les preguntas por Ucrania y te dicen: «pobrecitos». Y les preguntas, ¿pero por qué «pobrecitos»? Y nadie sabe contestar. Nadie.

Y ves a la gente por las redes sociales con una banderita de Ucrania al lado... Pero si no saben ni situar a Ucrania en el mapa. Estáis defendiendo ¿qué? Y con ésto no quiero decir que Putin sea una persona maravillosa, que Rusia tal o que la guerra esté bien; no, no estoy diciendo eso. Estoy diciendo que alguien no puede tomar partido en algo que desconoce. Moléstese en informarse mínimamente: ¿Desde cuándo viene este conflicto? ¿Por qué se produce?

La única solución que tiene ésto es una vuelta a la Virtud... desde el individuo. Es una batalla individual. El mejor medio de comunicación es uno mismo.

 

El sistema educativo es la raíz del problema.

Se puede estar doctorado y seguir siendo imbécil.

(Modo irónico) A lo último a lo que se le puede enseñar a un niño es a razonar... el juicio crítico es algo que les pone muy nerviosos.

 

Esta es la sociedad más degenerada de la historia de la humanidad, donde hay granjas de bebés, el tráfico de blancas lo hace el Estado, donde hay laboratorios de armas químicas, armas bacteriológicas y biológicas, es decir, una sociedad absolutamente corrupta.

La mayoría de nuestra sociedad está totalmente alienada. Son desertores del espíritu, de sí mismos, de la belleza, de la felicidad.

Enfoca tu mirada hacia Dios, que vas a encontrar todas las respuestas que necesites.

De entrada, todo lo que venga de una sociedad secreta no puede ser bueno, porque si no, no sería secreto. ¿Por qué una sociedad es secreta? Porque tiene que ocultar algo. Si no, no es secreta. Cuando la gente tiene que ocultar algo es porque miente, o porque sus intereses no los puede desvelar o porque sus cultos, sus ritos y sus supersticiones tampoco las puede desvelar, porque entienden que la sociedad no está preparada para admitirlo.

Ellos juegan a la confusión.... (pero)  sin tener estudio alguno, uno sabe lo que está bien y lo que está mal.

A nadie extraña ya la corrupción. Todo el mundo la asume.

Soy pesimista, pero la única solución que veo y estoy absolutamente convencido es la vuelta a la Virtud. Pero la vuelta a la Virtud pasa por la renuncia al mal y la renuncia al mal pasa por apagar la televisión. Hay que buscar la vuelta a la Estética. La renuncia a la Espiritualidad es una enfermedad. La Virtud es una condición sana y natural y eso es lo que hay que recuperar, porque lo contrario es el mal. Y el hecho de ni siquiera intentarlo, te convierte ya en el colaborador necesario.