Viendo la brillante y reveladora conferencia El corazón helicoidal: Implicaciones, impartida por el cardiólogo catalán Manuel Ballester, ya casi al final de la misma, en una diapositiva podía leerse:
Cuando se filmaron 12 grupos de estorninos, cada uno de hasta 500 componentes, y se estudió su trayectoria tridimensional, se hizo patente que los pájaros se comportaban de forma unitaria, coherente.
Miles de estorninos pueden volar conjuntamente y se mueven como un solo organismo. El momento de giro es el punto débil del grupo, y la pequeña reducción de la coherencia se aprovecha por el halcón peregrino para atacarlo.
¿Acaso los grupos de seres humanos, desde el punto de vista de la Física Cuántica, no están habilitados por su propia naturaleza para comportarse de forma unitaria y coherente, como un todo? ¿Qué pasaría si la bandada de estorninos se viese obligada a efectuar giros de manera frecuente durante su trayecto? Probablemente las consecuencias serían devastadoras.
Se hace patente que vivimos en un mundo inestable, en el que el ser humano se ve forzado a girar casi que continuamente -crisis-, a vivir en permanente conflicto, enfrentado con sus semejantes dentro del grupo, lo cual le impide actuar de forma unitaria y coherente -ahí es donde reside su fortaleza-, quedando en una situación de desamparo y debilidad, aislado del grupo, que es aprovechada por los halcones para atacarlo, manipulándolo, engañándolo, sometiéndolo, esclavizándolo.
Parece como si alguien nos quisiera girando sin cesar...