Aunque el término primado negativo parece haberse puesto de moda recientemente, el concepto con él relacionado viene de lejos. Se encuadra, junto a otros, dentro de lo que se llama ingeniería lingüística, la cual utiliza el lenguaje para la fijación de creencias, logrando mediante la manipulación la posterior reacción en forma de respuestas emocionales dirigidas a cumplir con un objetivo previamente planificado. El primado negativo nos lo explica muy bien la filóloga, escritora e investigadora, Carme Jiménez Huertas:
¿No os habéis preguntado por qué hay películas que lo saben todo? ¿Cómo puede ser que acierten tanto... 'Matrix', 'Los Simpson'? No es para hacernos un regalo; es para crear la memoria implícita (...) Están introduciendo la información a través de una película de ficción. En el primer momento, cuando salga de ver la película, diré: es falso, porque mi hemisferio izquierdo, lógico y racional, me dice que es mentira, que es ficción. Pero ya me han introducido la idea... y a nivel inconsciente todas las creencias son ciertas, y ha creado en mí una memoria.
¿Y qué es lo que sucede posteriormente tras llevarse a cabo esta aparentemente inofensiva imprimación en nuestro cerebro?
Mi proceso de aprendizaje busca siempre la memoria para crear procesos relacionales; como ya tengo esa memoria que me han introducido y yo no me he dado cuenta... ¿Fuerte, verdad? Entonces nos están sembrando en peliculitas de ficción todo el plan de lo que están haciendo (...) ¿Qué pastilla vas a elegir tú, la roja o la azul? Yo os estoy explicando cómo lo hacen. A partir de aquí, ¿qué vamos a hacer? ¿vamos a desmontarlo, vamos a desprogramarlo o vamos a aceptar todo lo que nos han ido inoculando? (...) Y no sólo en películas, también en novelas: '1984' se está aplicando como un auténtico manual, y quienes más lo defienden son los socialistas... porque ahora ya sabemos que no hay derechas ni izquierdas, ¿eh? No son lo que parecen... lo que pasa que hay que decirlo porque hay gente que todavía no se ha dado cuenta.
Una vez sabido cómo funciona esta herramienta, habría que añadir un factor determinante, como es la intencionalidad del emisor del mensaje. ¿Por qué? Porque aunque el efecto pueda ser igual, no siempre el primado negativo se ha buscado de manera consciente y consecuente por parte del emisor del mensaje con el fin de cumplir un objetivo planificado. Es decir, nosotros podemos escribir una libro o realizar una obra audiovisual en los que, por ejemplo, exponemos nuestra visión de un mundo futuro y, aunque el tiempo acabe confirmando partes de ella, nuestra intención inicial era el mero entretenimiento o, en otras ocasiones, advertir precisamente de que siguiendo ciertos caminos se acaba desembocando en escenarios peligrosos. En cualquier caso, estaríamos contribuyendo a la imprimación en la memoria del lector y de la audiencia de unas determinadas ideas, con su consiguiente efecto. Al igual que las armas las carga el diablo, en nuestras manos pueden caer potentes herramientas, aparentemente inofensivas, de cuyo simple uso bienintencionado se derivarán efectos que nunca hubiésemos imaginado o tenido en cuenta.
Algo similar ocurre con los denominados temas tabú para la sociedad. Cuando alguien está interesado en que un tabú deje de serlo, es necesario que el mismo esté en boca de todos, que sea foro permanente de debate. Aunque sigamos echando pestes sobre asuntos cuyas líneas rojas nunca se deberían cruzar, de manera inconsciente estamos normalizando ya el debate sobre algo que hasta aquí no generaba discusión alguna porque ni siquiera era objeto debate. Había un consenso social al respecto. Consenso que se rompe al caer la sociedad en la trampa que le han tendido, convirtiendo un tema tabú en tema cotidiano. Se han roto las líneas rojas; se normaliza y edulcora la realidad sobre dicho asunto, y nuestro cerebro acabará aceptando como normal lo que antes consideraba absolutamente anormal. Esta otra técnica de lavado de cerebro, dependiendo de la intencionalidad y fines con que se aplique, puede tener efectos positivos o negativos sobre el individuo y el conjunto de la sociedad.
Por último, y como no pocas veces sucede a la hora de importar palabras en inglés -negative priming-, consideramos que el término primado no sería el adecuado para la traducción a la lengua española, y sí en cambio imprimación -como esa primera capa que, por ejemplo, se da antes de aplicar la pintura-. Así, cuando vemos esas películas de ficción se estaría imprimando sobre nuestro cerebro esa primera capa, aplicándose la pintura definitiva cuando la ficción deviene en realidad. Deberíamos hablar, pues, de imprimación negativa.
Vale, y una vez que te has enterado de que Los Simpson han ido "prediciendo" tu futuro... ¿Ahora qué?