Vean lo que sucedía en otros tiempos nuevos y salvajes cuando Johnny Fender y Tommy Gibson se juntaban en cualquier bar cualquier sábado por la noche o, mejor dicho, cualquier día de la semana. Unas copas y unas buenas dosis de rock hacían posible conversaciones como la que sigue; una de tantas, que en esta ocasión queremos que sirva de homenaje al rock español y a sus extractores... quienes cada noche y cada madrugada en cualquier bar supieron extraer sus acordes hasta la última gota antes de que el último local cerrase sus puertas.
— Aquí estamos Tommy, apoyados en la barra de un bar... bebiendo para olvidar... sin cesar de hablar de las mujeres que dejamos de amar...
— Y, mucho ojo Johnny... pues como decían mi padre y su amigo el viejo Dan: si el whiskey no te arruina... las mujeres lo harán...
— Así es, y ahora mismo parecemos dos trogloditas que están en la frontera entre una cosa y la otra... y no olvides que hoy es sábado a la noche y que ya cobré...
— Oh, sí, un sábado lleno de chicas pegajosas como caramelos podridos... aunque esperemos que no acabe siendo un sábado sin chicas, de copas pegajosas... y de cosas ilegales...
— Ja, ja, ja... Ya verás como al final acabaremos viendo todo en blanco y negro, detrás de alguna barricada, espiando los juegos de los niños...
— El caso es no acabar siendo el último de la fila, porque tras el último no va nadie, ni siquiera nuestros enemigos...
— Por cierto, ¿dónde están mis amigos?
— ¿Quién sabe? Quizás en algún lugar de un gran país, quizás en un lugar de la marcha, quizás en lo más extremo y duro de la vida... quizás, quizás, quizás...
— Quizás se encuentren mar adentro, tratando de pasar a la historia como unos héroes...
— ¿Del silencio?
— Más bien diría que del ruido que hacen esas guitarras que son como cuchillas de afeitar, ruidos elegantes si duda, con total seguridad...
— ¿Social?
— Con la seguridad de que más allá del mar habrá un lugar donde el sol cada mañana brille más...
— ¡Bravo!
— Con la seguridad de que el loco soy yo...
— ¡Bravos!
— Con la certeza de que no sé ni pronunciar un discurso ni ser persona formal... ahora bien, creo estar preparado para el rock and roll... a pesar de estar ardiendo y sentir frío...
— Estás ardiendo como un barón al rojo vivo, y si sigues pegado a la barra y levantando el codo... va a saltar la alarma...
— Si salta, que salte... si rompe, que rompa... pero, en cualquier caso, ante todo mucha calma, pues...
— Pues como sigamos aquí mano a mano bebiendo para olvidar a esta puta sociedad... la noche puede acabar en siniestro total...
— Tranquilo majete en tu taburete, que esta noche vamos a desenterrar el hacha de guerra y es muy probable que tengamos que acabar buscando la salida de emergencia...
— ¿Te apetece un cigarrillo?
— ¿Celtas?
— Cortos y sin boquilla...
— Así me gusta, que seamos los mismos que cuando empezamos, algo resentidos y locos por incordiar, camino Soria o camino de la cama... y ya lo sabes, el mejor camino... sólo estar durmiendo es mejor que estar dormido...
— Y estar jodiendo mejor que estar jodido... que diría Cela... jajaja...
— Bizcotur...
— La colmena empieza a alborotarse... si esto sigue así... va a estallar el obús...
— Sólo una casualidad podrá desatar una reacción...
— De nosotros depende, nosotros elegimos... ¿dónde está el porvenir?
— Hoy es el futuro...
— Y mañana sol, y buen tiempo...
— Amén...
— A menudo llueve...
— Y yo no quiero callarme, ¿y Tú?
— Platero...
— Porompompero... como la cabeza al sombrero...
— ¡Menuda rima! Eres La Polla...
— Records...
— Recordando que cualquier tiempo pasado, al menos musicalmente hablando, fue mejor...
— Y viceversa...
— Y también llegó la hora de despedirse Tommy... Hasta otra...
— Cuídate Johnny... nos vemos...
— En los bares...