El poder ha de tener legitimidad, normalmente legal o tradicional en su origen. Sólo quien tiene capacidad para ejercer el poder puede ostentarlo legítimamente. El poder es primordialmente función de la inteligencia y secundariamente de la voluntad. Quien manda necesita tener inteligencia, pureza, competencia, voluntad, carácter, condiciones de mando. Todo poder débil e inhábil crea desorden y anarquía; su ineficacia demuestra su falta real de autoridad. Leer más